Los planteos hiperdefensivos de vez en cuando dan resultados cuando los interpretes lo llevan a cabo en gran forma pero cuando no es así por lo general solo lleva a un destino: la derrota. Así fue.
La conclusión final de Ricardo Caruso Lombardí tendría que ser: Nunca más debemos jugar de esta forma. Más allá de la bronca por como llegó el gol de San Lorenzo, el técnico de Tigre se tiene que dar cuenta que es muy difícil conseguir muchos puntos sin patear al arco.
Y también lo será sumar de a uno jugando 90 minutos parados muy atrás, librados a la concentración en extremo de sus jugadores, a las limitaciones del rival y a que los árbitros impartan justicia.
Así es muy difícil y esperemos que el técnico haya aprendido la lesión. Ahora si la respuesta es "tenemos que hacer esto porque no estamos para otra cosa" que final de semestre nos queda... ¡Mamita querida! como vamos a sufrir para salvarnos.
Tigre llegaba con la tranquilidad de haber logrado una buena cosecha de puntos hasta el momento y con la mente puesta de poder aprovechar lo anteriormente marcado del Ciclón.
Si bien a nadie le gusta conseguir puntos de esta manera y por lo que se estaba dando, el empate era a lo máximo que se podía aspirar y nuevamente queda la bronca que te lo arrebaten sobre el final y con un gol que estuvo viciado de nulidad pero ¡ojo! que el árbol no tape el bosque.
Tigre no jugó a nada y cosecho lo que sembró. Perdió merecidamente y vuelve a abrir las heridas de un equipo que jugó muy mal y que tendrá que mejorar muchísimos para mantener el crédito de sus hinchas. A Caruso hay que aclararle que esto es Tigre y no (Deportivo Defensa). Ahora a pensar en Independiente...
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